América Latina puede hacer un aporte relevante a la mitigación del cambio climático a través de los combustibles líquidos, revelan en el marco de la reunión de ministros de Energía del G20
Foz de Iguazú, 3 de octubre de 2024 (IICA) – Empresarios, industriales, directivos de cámaras, reguladores y autoridades públicas convocados por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en el marco de la reunión de ministros de Energía del G20, revelaron datos que muestran el enorme potencial de América Latina para profundizar el […]

Foz de Iguazú, 3 de octubre de 2024 (IICA) – Empresarios, industriales, directivos de cámaras, reguladores y autoridades públicas convocados por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en el marco de la reunión de ministros de Energía del G20, revelaron datos que muestran el enorme potencial de América Latina para profundizar el desarrollo de los biocombustibles líquidos y hace una contribución crucial a los objetivos globales de mitigación del cambio climático.
Foz de Iguazú, en la triple frontera de Brasil con Argentina y Paraguay, fue el escenario para una rica discusión sobre el rol de los biocombustibles en la descarbonización del sector transporte, en la que se trataron los últimos progresos legislativos, el impacto de las bioenergías sobre el ambiente y la salud y la visión de la industria automotriz. También hubo una mesa de diálogo público-privado, que sirvió para el intercambio de experiencias por parte de las delegaciones que no solo llegaron de distintos países de las Américas, sino de Japón e Indonesia, debido al interés que los biocombustibles despiertan también en Asia como herramienta para la descarbonización.
Con el evento se logró se logró introducir el tema de los biocombustibles como eje elemental para la transición energética, en el marco del G20, considerado el mayor foro de cooperación mundial, que tuvo su reunión de ministros de Energía en Foz de Iguazú y tendrá su Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno en noviembre en Río de Janeiro. El G20 reúne a las mayores economías del mundo y es presidido este año por Brasil.
La organización del debate estuvo a cargo de la Unión de Azucareros Latinoamericanos (UNALA) y la Coalición Panamericana de Biocombustibles Líquidos (CPBIO), junto al IICA. Apoyaron la convocatoria Unión de la Industria de la Caña de Azúcar y Bioenergía (UNICA) de Brasil, la compañía Toyota, la Asociación de Productores de Biocombustibles de Brasil (APROBIO) y la Unión de Etanol de Maíz (UNEM) de Brasil.
Fueron oradores Pietro Adamo Sampaio Mendes, Secretario de Petróleo, Gas Natural y Biocombustibles de Brasil; Rafael Chang Miyasaki, CEO de Toyota para América Latina y el Caribe; Marcela Braga Anselmi, Gerenta de Medioambiente y Transición Energética de la Asociación Nacional de Aviación Civil (ANAC) de Brasil; Wesley Montero, de Platts; Evandro Gussi, de UNICA; Guillherme Nolasco, de UNEM; y Julio Minelli, de APROBIO. Entre los participantes también estuvo Federico Pinedo, sherpa argentino ante el G20, miembros de cuerpos diplomáticos, de cámaras empresas y representantes de la sociedad civil.
Al cierre del evento, Toyota exhibió tres vehículos que ya se comercializan en Brasil con tecnologías que permiten que se utilice el etanol como único combustible o en combinación con electricidad.

Respuesta para cada región
El CEO de Toyota para América Latina y el Caribe explicó que la empresa automotriz trabaja por la descarbonización del sector transporte promoviendo el uso sostenible de los biocombustibles líquidos en la región y mirando hacia el mundo.
“Necesitamos es abordar el combate al cambio climático y Toyota ya empezó. Hemos reducido emisiones por 176 millones toneladas de dióxico de carbono desde 1997. Nuestro enemigo son los fósiles y la pregunta es cuáles son los combustibles para reemplazarlos. La respuesta es diferente para cada región porque las condiciones son diferentes, por las carreteras, el clima, tipo de usuarios e incluso el comportamiento de los conductores. Entendimos que nuestro compromiso es ofrecer variedad y que hay muchos caminos hacia la carbono neutralidad”, dijo Chang Miyasaki.
En ese sentido, el ejecutivo consideró que América Latina tiene grandes ventajas comparativas para combinar tecnologías y que el protagonismo de los biocombustibles es práctico, accesible y sostenible.
Chang consideró que la electrificación puede ser una buena solución para otros regiones pero no para América Latina: “Pensar que en nuestra región vamos a tener estaciones de recarga disponibles para todo el mundo es difícil. En una ciudad como Madrid donde las distancias son cortas, la electrificación es una solución, pero no lo es en otras partes. Nuestra visión es promover la combinación de varias tecnologías. Incluso en el hemisferio norte se está viendo un retroceso en electrificación del transporte, tanto a nivel de demanda como de políticas públicas”.
Marcela Braga de Anselmi explico los avances que está realizando Brasil en combustibles de aviación (SAF, por sus iniciales en inglés).
“Nuestra región tiene una gran posibilidad con los SAF, por su disponibilidad de biomasa con potencial de ser certificada como sostenible. En el caso de Brasil, contamos con una gran tradición en la producción de biocombustibles desde la década de 1970, pero la aviación es más compleja. Se debe promover una demanda estable, a partir de la obligación de las líneas aéreas de hacer una transición energética, pero sin generar que los precios suban y eso derive en la disminución del transporte aéreo en nuestros países”, dijo la especialista de ANAC.
Braga de Anselmi explicó las implicancias positivas para el desarrollo del SAF de la ley denominada Combustible del futuro, recientemente sancionada por el Parlamento brasileño, y dijo que en el país existe una política nacional de SAF, que dispone de recursos federales para financiar investigaciones en materias primeras y rutas tecnológicas.
“Hoy en Brasil el gran desafío es atraer las inversiones privadas en esta materia”, concluyó.
Evandro Gussi, presidente y CEO de UNICA, ponderó el poder de convocatoria del IICA para congregar a todos los actores.
“Nuestro objetivo es reducir las emisiones. Y tenemos que apelar a todo lo disponible y también a lo no disponible. Entendemos que la bioenergía no es la solución para todo, pero es una solución que está lista, que tiene costos accesibles y una tecnología ya dominada”, afirmó.
Gussi dijo que con el etanol de caña es posible reducir hasta un 90% de las emisiones. “Ya tenemos una industria sólida con tecnología que puede ser compartida, especialmente con países de ambientes tropicales. Más de dos millones de personas trabajan en Brasil en el sector de modo directo o indirecto. Esta una revolución no solo ambiental sino también social y económica. Eso nos garantizar la idea plena de sustentabilidad”, concluyó.
Guillherme Nolasco contó que el sector de etanol de maíz viene consolidándose en Brasil y existe una gran cadena de negocios gracias al círculo virtuoso de producción de alimentos, energía y biomasa.
“La producción de biocombustibles para nuestros países -sostuvo- es una manera de cumplir las obligaciones de la transición energética, pero también de estimular el arraigo del hombre de campo, de atraer de inversiones y generar empleo, que es la mejor manera de sacar a la agente de la pobreza; mucho mejor que la ayuda social”, dijo.
Julio Minelli, de APROBIO, afirmó que los biocombustibles deben ser mirados no solo como energías sino como una cadena de agregación de valor. “Cuando tenemos la posibilidad de ver ciudades del interior, donde nuevos puestos de trabajo son generados, queda claro que constituye una oportunidad de desarrollo para las ciudades”, afirmó.
Minelli aseguró que la industria cumple un rol social porque una característica diferenciada del biodiesel brasileño es que cerca del 30% de la materia prima viene de la agricultura familiar: “Los agricultores familiares tienen de los industriales garantía de compra anticipada y provisión de asistencia técnica para mejorar productividad y la inclusión en toda la economía”.